Hoy comienzo una serie de posts para contaros dos proyectos en los que llevo tiempo trabajando.

Elijo Vivir y Soy lo que elijo comenzaron con la preparación de una charla que di a petición de una asociación de personas afectadas por una enfermedad degenerativa.
Mi charla se basaba en estudios sobre como las emociones afectan al organismo para bien y para mal. Sobre cómo el estrés, siendo un estado natural y necesario para desenvolvernos en la sociedad, puede llegar a hacer que los órganos de nuestro cuerpo se comporten de forma perjudicial para nuestra salud, cuando este estado dura en el tiempo y no nos permite recuperar la normalidad.
También ofrecía soluciones. La primera es ser conscientes de todo esto. Y después, aplicar métodos de respiración, de relajación, de meditación y de visualización para conseguir con ellos sentirnos bien. Tenemos el poder de volver a un estado de serenidad, de seguridad y de esperanza y no somos conscientes de ello, la mayor parte de las veces.
También hablaba de terapias naturales y de medicina natural. Los médicos suelen tirar, con demasiada facilidad, de química, quizás porque eso es lo que esperamos de ellos, porque para eso es para lo que han sido entrenados y porque para eso les pagan. Y hablo en general.
A mí me gustaría que mi médico, ante todo se interesara por qué situación en mi vida ha podido ocasionar mi enfermedad o malestar. Que me diera consejos sobre mi actitud ante las circunstancias de mi vida, que me dijera qué alimentación puede beneficiarme y cual hacerme daño, qué remedios naturales puedo utilizar para curarme o mejorar mi salud y por último, si realmente es necesario, y solo si realmente es necesario, que me recete un medicamento. Y al recetármelo, que me explique cómo va a actuar ese medicamento en mi organismo, cómo va a curarme o mejorar mis síntomas y que problemas me puede ocasionar.
En mi próximo post, mucho más.